El CAT ayuda a que las tarjetas de crédito puedan tener una comparativa que generará un menor o mayor costo del financiamiento para el cliente.
Las instituciones financieras, además de cobrar los intereses generados por las compras o la disposición de efectivo realizadas con las tarjetas de crédito, también consideran el cobro por distintos conceptos y que se suman al costo del crédito otorgado.
La Ley para la Transparencia y el Ordenamiento de los Servicios Financieros dicta a toda institución financiera hacer el cálculo del total de la contratación de un crédito que contemple la totalidad de los conceptos que implican un pago por parte del cliente.
El periodo del cálculo debe ser a un año, este porcentaje es el Costo Anual Total (CAT), y las instituciones financieras deben emitir un cálculo promedio para cada uno de sus productos financieros y deben también presentar uno personalizado para todo contratante de un crédito.
El CAT sirve, en el caso de las tarjetas de crédito, para comparar cuál de ellas generará un menor y un mayor costo de financiamiento para el cliente. Se puede dar el caso, por ejemplo, de una tarjeta que ofrezca bajos intereses, pero que las comisiones eleven el costo del financiamiento.
El caso contrario es si una tarjeta presenta un interés sobre el crédito elevado, pero el costo y el número de las comisiones es muy bajo; para saber cuál es la que más conviene, es necesario revisar el SAT promedio emitido por la institución financiera para la tarjeta, y pedir en la sucursal antes de firmar cualquier contrato el cálculo personalizado del CAT.
Entre las variables que se toman en cuenta para el cálculo del CAT en las tarjetas de crédito son las siguientes:
- Línea de crédito
- Tasa de interés anual
- Total de las comisiones
- Pago mensual o pago mínimo